1.- LA TEMIBLE CAJA RONCA
De las
mitologías de legado colonial, que trajo la idea del pecado, se destaca la Caja
Ronca. Esta es una versión del suscrito para el libro “Jugando con el abuelo”,
del Ministerio de Cultura de Ecuador…
Había una
vez, hace mucho tiempo, un chiquillo tan curioso que quería saber en qué sueñan
los fantasmas. Por eso escuchaba con atención la última novedad: una procesión
de aparecidos que merodeaban las oscuras callejuelas.
Los
mayores decían que estos seres hacían penitencia, desde ultratumba, porque
debido a su avaricia dejaron escondidos sus tesoros. Entonces, mientras alguien
no descubriera esos entierros debían andar por este mundo, aterrorizando al
prójimo.
Mateo,
que así se llamaba nuestro personaje, era tan fisgón al punto de estar
dispuesto a pasarse una noche esperando a las almas en pena. La oportunidad se
presentó cuando su amigo Juan Alfonso, un mozuelo de ojos vivaces, tuvo que ir
a regar la chacra.
Seguro
que vemos a la mismísima Caja Ronca, que lleva el arcón de joyas de los
difuntos, dijo Mateo. A lo lejos se escuchó una flauta y un tambor y pesadas
cadenas. Y lo vieron todo.
Subido en
una carroza, estaba un personaje siniestro. Las lenguas de fuego lo acariciaban
y por su enorme tridente se trataba del mismísimo Lucifer salido del infierno.
Eso a juzgar por sus ojos resplandecientes como carbones encendidos y sus
cuernos afilados, golpeados por una luz intensa que despedía esa procesión
funesta de cucuruchos.
Este
señor de las tinieblas iba recio y parecía que de sus ojos emanaban las órdenes
para que sus fieles, arrastrando cadenas amarradas a sus pies, caminaran en un
arrepentimiento fúnebre. De su mano derecha sobresalían una uñas afiladas
confundidas con su capa escarlata que flotaba por encima del carromato de
ruedas inmensas.
De
pronto, la visión del averno fue interrumpida. La puerta crujió. Al frente de
los muchachos se encontraba un cucurucho quien extendió su mano para
entregarles dos desmedidas veladoras verdes.
Las
primeras beatas que salieron de la iglesia de San Francisco los encontraron
casi sin alma, mientras echaban espuma por sus bocas. A su lado hallaron dos
canillas de muerto, que no eran otra cosa que las veladoras entregadas por el
cucurucho de caperuza morada.
La
curiosidad de Mateo tuvo su recompensa. Los dos amigos fueron los primeros
invitados para relatar los sucesos de la temible Caja Ronca, en medio de la
admiración de sus oyentes. Sin embargo, a veces, había que recogerse antes de
la medianoche porque un tambor insistente se escuchaba a la distancia…
3.- EL HUACAY - SIQUI
Cuenta la
historia que Miguel de Santiago un famoso pintor indio de la escuela Quiteña
hizo pintar a Jesús en Agonía hasta que cierto día hizo desnudar a uno de sus
alumnos y lo crucificó.
Mientras pintaba le preguntó al alumno sufres, y el le respondio no, cuando segado de ira lo atravesó con una lanza y continuo con el cuadro, olvidando por completo el dolor del que agonizaba mientras se decía Bien Miguel, maravilloso maestro, así.
Terminado el hermoso cuadro, desató al joven y esta cayo muerto, sorprendido por que había hecho huyó del lugar con gran arrepentimiento.
Miguel de Santiago, quedó libre por la hermosura de su obra, pero esta fue la última, ya que el dolor y su conciencia le impedían volver a pintar.
Esta obra y muchas mas de este famoso pintor de la época colonial son reales y se encuentran en su mayoría en el museo de la iglesia de San Francisco (Quito) y en el resto de los museos de la ciudad de Quito.
3.- EL HUACAY - SIQUI
La
referencia de este ser zoomorfo proveniene del norte de la provincia de
Pichincha.
Según cuenta la historia, el huacay sinqui es un joven que tenia una madre muy enferma. El la cuidaba todas las noches, sin embargo una de esas noches se retiro de la compañía de su madre para comprar remedios, pero en el camino se topo con una muchacha de quien estaba enamorado, que precisamente lo invito a un baile, él erradamente aceptó olvidando completamente a su moribunda madre, entonces durante la fiesta se le acercaron para avisarle que su madre había fallecido, a lo que él respondió casi sin importancia "ya habrá tiempo de llorar". Así entonces como Tupa, el dios supremo, se enojo tanto con el, luego de ver su poco valor sentimental hacia su madre lo castigo convirtiéndole en una ave que llora durante las noches.
Los campesinos mestizos e indígenas lo describen como un ave que sale de las quebradas a las seis de la tarde y emite un canto lúgubre parecido al llanto humano. En sus recorridos ataca a las personas ocasionándoles accidentes, y cuando encuentra a su paso prendas y pañales de niños que están secándose fuera de las casas, los mira y los niños se vuelven llorones, según dicen.
Por esta razón se toman precauciones para que estas prendas no queden afuera de las casas después de dicha hora. Además se rumorea que el Chiflon es tan pequeñito que especialmente cuando hace frío se vuelve presente, para poseer el cuerpo de aquel hombre o aquella mujer que sienta frío extremo para hacerle una que otra bromita. Por eso en Pichincha, por lo general es muy común escuchar decir a las abuelitas recomendaciones como "abrigate bien hijito, para que no te agarre el Chiflon".
Según cuenta la historia, el huacay sinqui es un joven que tenia una madre muy enferma. El la cuidaba todas las noches, sin embargo una de esas noches se retiro de la compañía de su madre para comprar remedios, pero en el camino se topo con una muchacha de quien estaba enamorado, que precisamente lo invito a un baile, él erradamente aceptó olvidando completamente a su moribunda madre, entonces durante la fiesta se le acercaron para avisarle que su madre había fallecido, a lo que él respondió casi sin importancia "ya habrá tiempo de llorar". Así entonces como Tupa, el dios supremo, se enojo tanto con el, luego de ver su poco valor sentimental hacia su madre lo castigo convirtiéndole en una ave que llora durante las noches.
Los campesinos mestizos e indígenas lo describen como un ave que sale de las quebradas a las seis de la tarde y emite un canto lúgubre parecido al llanto humano. En sus recorridos ataca a las personas ocasionándoles accidentes, y cuando encuentra a su paso prendas y pañales de niños que están secándose fuera de las casas, los mira y los niños se vuelven llorones, según dicen.
Por esta razón se toman precauciones para que estas prendas no queden afuera de las casas después de dicha hora. Además se rumorea que el Chiflon es tan pequeñito que especialmente cuando hace frío se vuelve presente, para poseer el cuerpo de aquel hombre o aquella mujer que sienta frío extremo para hacerle una que otra bromita. Por eso en Pichincha, por lo general es muy común escuchar decir a las abuelitas recomendaciones como "abrigate bien hijito, para que no te agarre el Chiflon".
4.- LA OLLA DEL PANECILLO
Se dice
que en Quito había una mujer que todos los días llevaba su vaquita al Panecillo
para que pudiera comer ya que no tenía un potrero donde llevarla.
Un buen día, mientras recogía un poco de leña, dejó a la vaquita cerca de la olla pero a su regreso ya no la encontró. Muy asustada, se puso a buscarla por los alrededores.
Pasaron algunas horas y la vaquita no aparecía. En su afán por encontrarla, bajó hasta el fondo de la misma olla y su sorpresa fue muy grande cuando llegó a la entrada de un inmenso palacio.
Cuando pudo recuperarse de su asombro, miró que en un lujoso trono estaba sentada una bella princesa que al ver allí a la humilde señora, le preguntó sonriendo:
-¿Cuál es el motivo de tu visita?
Un buen día, mientras recogía un poco de leña, dejó a la vaquita cerca de la olla pero a su regreso ya no la encontró. Muy asustada, se puso a buscarla por los alrededores.
Pasaron algunas horas y la vaquita no aparecía. En su afán por encontrarla, bajó hasta el fondo de la misma olla y su sorpresa fue muy grande cuando llegó a la entrada de un inmenso palacio.
Cuando pudo recuperarse de su asombro, miró que en un lujoso trono estaba sentada una bella princesa que al ver allí a la humilde señora, le preguntó sonriendo:
-¿Cuál es el motivo de tu visita?
- ¡He perdido a mi vaca! Y si no la encuentro quedaré en la mayor miseria. Contestó la mujer llorando.
La princesa, para calmar el sufrimiento de la señora, le regaló una mazorca y un ladrillo de oro. Además, la consoló asegurándole que su querida vaquita estaba sana y salva.
La mujer agradeció a la princesa y salió contenta con sus obsequios. Pero, cuando llegó a la puerta, se llevó una gran sorpresa al ver a su vaca de regreso. -¡Ahí está mi vaca! Gritó la mujer muy contenta.
Y fue así como la mujer y la vaquita regresaron a su casa luego de esa inolvidable aventura que quedó escondida en la Olla del Panecillo.
5.- LA LLORONA
'La
llorona' es una mujer alta y estilizada cuyo atuendo es de color blanco, aunque
no es posible distinguir sus rasgos faciales.
'La llorona' es una mujer alta y estilizada cuyo atuendo es de color blanco, aunque no es posible distinguir sus rasgos faciales. Los relatos populares, la describen también como una mujer sin pies, en efecto, parece desplazarse por el piso sin rozarlo.
El mito de 'la llorona' afirma que su eterno penar se debe a que busca a un hijo recién nacido que asesinó arrojándolo al río para ocultar un pecado. Y en esta línea, es parte de su penitencia, castigar a los muchachos que andan de amores prohibidos: se sube a sus caballos y puede llegar a matarlos en un helado abrazo mortal.
Se la llama 'la llorona' porque sus gemidos aterradores y penetrantes que se dice que grita ¿Dónde está mi hijo? ¿Dónde está mi hijo?, son tan insistentes que hasta enloquece a los perros, mientras deambula por las noches (sobre todo cuando es noche de plenilunio).
La mayoría de los relatos, la consideran señal de malos presagios, un indicador de mal agüero: puede acercarse para enfermar a las personas, empeorar a los enfermos o traer desgracias a los seres queridos.
En otros relatos, 'la llorona' se presenta como un ser inofensivo que necesita consuelo y ayuda, despertando piedad en la gente que, cuando se acerca a consolarla, les roba todas sus pertenencias.
'La llorona' es una mujer alta y estilizada cuyo atuendo es de color blanco, aunque no es posible distinguir sus rasgos faciales. Los relatos populares, la describen también como una mujer sin pies, en efecto, parece desplazarse por el piso sin rozarlo.
El mito de 'la llorona' afirma que su eterno penar se debe a que busca a un hijo recién nacido que asesinó arrojándolo al río para ocultar un pecado. Y en esta línea, es parte de su penitencia, castigar a los muchachos que andan de amores prohibidos: se sube a sus caballos y puede llegar a matarlos en un helado abrazo mortal.
Se la llama 'la llorona' porque sus gemidos aterradores y penetrantes que se dice que grita ¿Dónde está mi hijo? ¿Dónde está mi hijo?, son tan insistentes que hasta enloquece a los perros, mientras deambula por las noches (sobre todo cuando es noche de plenilunio).
La mayoría de los relatos, la consideran señal de malos presagios, un indicador de mal agüero: puede acercarse para enfermar a las personas, empeorar a los enfermos o traer desgracias a los seres queridos.
En otros relatos, 'la llorona' se presenta como un ser inofensivo que necesita consuelo y ayuda, despertando piedad en la gente que, cuando se acerca a consolarla, les roba todas sus pertenencias.
6.- BRUJAS SOBRE IBARRA
Más
arriba, aún, el parque de Ibarra era un minúsculo tablero de ajedrez sin
alfiles, donde destacaba el añoso Ceibo, plantado tras el terremoto del siglo
XIX y que –según decían- sus ramas habían caminado una cuadra entera. La noche
caía plácida sobre las enredaderas y la luna parecía indolente a las sombras
que pasaban, pero que no podían ser reflejadas en las piedras. ¿Quiénes miraban
a Ibarra dormida? ¿Quiénes tenían el privilegio de contemplar sus paredes
blanquísimas engalanadas con los fulgores de la luna? ¿Quiénes pasaban en un
vuelo rasante como si fueran aves nocturnas? ¿Quiénes se sentaban cerca de las
campanas de la Catedral a mirar los tejuelos verdes y las copas de los árboles?
Todas noticias importantísimas que –de no ser por las voladoras- hubieran llegado desgastadas. Pero, a diferencia de lo que se cree de las brujas, que van en escoba, llevaban un traje negro y tienen la nariz puntiaguda, las del sector norteño ecuatoriano poseían trajes blanquísimos y tan almidonados que eran tiesos. Por eso cuando las voladoras pasaban los pliegues de sus vestidos sonaban mientras cortaban el viento. Algunos las tenían localizadas. Por eso cuando pasaban por encima de las casas, existían los atrevidos que se acostaban en cruz y con esta fórmula las brujas caían al suelo.
Otros, en cambio, preferían decirles que al otro día vayan por sal y de esta manera conocían su identidad. Pero las voladoras de Mira también tenían sus hechizos. Quienes se burlaban de las brujas terminaban convertidos en mulas o gallos. Y eso, al parecer, le sucedió a Rafael Miranda, un conocido galeno de Ibarra, de inicios de siglo. Cuentan los abuelos que el doctor Miranda desapareció un día sin dejar rastro. Sus amigos lo buscaron por todos lados infructuosamente. Sus familiares estaban desesperados. El tiempo pasó. Una tarde, un conocido del doctor Miranda recorría unas huertas por Mira y miró a un hombre desaliñado con un azadón. Creyó reconocerlo.
Al acercarse comprobó con estupor que se trataba del famoso doctor Miranda. Lo sacó del lugar y tras curaciones prodigiosas el galeno volvió a su estado normal y nunca más se sintió gallo. Otra historia, en cambio, sirvió para que Juan José Mejía, el popular y primer sacamuelas de Carchi e Imbabura, justificara una parranda de tres días. Cuando le preguntaron porque no había llegado a la casa contestó sin inmutarse: “Estuve en Mira amarrado a la pata de una cama, convertido en gallo y recién me escapo de las brujas”. Claro que estuvo en Mira y, acaso, le brindaron –como a muchos- el famoso tardón, que es una bebida que basta un solo trago para que el confiado visitante termine por los suelos, en un remolino de carcajadas.
Por eso los políticos de turno o las autoridades, que siempre ofrecen solucionar todos los problemas, se dan cuenta de los fatídicos brebajes demasiado tarde: quedan arrumados en las sillas de madera, con un olor imperceptible a aguardiente, que es uno de los ingredientes del tardón, elaborado de papa y de secretísimos compuestos que ha sido imposible develar. Cuando alguna autoridad trataba de levantarse caía en cuenta que sus honorables posaderas estaban como pegadas a la silla. ¿Cuáles eran las palabras mágicas para volar? De boca en boca ha llegado hasta estos días lo que decían las brujas ecuatorianas: “De villa en villa y de viga en viga, sin Dios ni Santa María” y tras pronunciar este conjuro levantaban vuelo.
Y hasta había quienes intentaron realizar una aventura aérea. Cuentan que un mireño insistió a una maga para que le iniciara en su arte. Tras las súplicas decidió confiarle el secreto. Lo primero que le indicó es que tenía que utilizar uno de sus trajes níveos. Aguardaron la noche y subieron a la chimenea de un horno... -Tienes que repetir esta fórmula, le dijo la encantadora. Tras decir “de villa en villa, de viga en viga, sin Dios ni Santa María”, extendió sus brazos y salió disparada por el cielo. Nuestro personaje se emocionó, pero al repetir el conjuro lo hizo de esta manera: “de villa en villa, de viga en viga, con Dios y Santa María”.
Dicho esto, desplomóse cuan largo era en el patio de la casa, en medio de los ladridos de los perros y de los vecinos que lo encontraron magullado y vestido de traje blanco, con cintas y encajes. Aunque pidió discreción, al otro día toda Mira conoció esta historia y su único argumento fue se enredó en la vestimenta. Obviamente, no pudo aclarar qué hacía subido en la chimenea y con un vestido de dama. Hay quienes dicen que las brujas aún pasan por los tejados de Ibarra. Es posible. Mas, nunca se han caracterizado –como lo eran acusadas en la Inquisición Española- de artilugios malévolos.
Su único delito, podría decirse, es volar para conocer tierras lejanas o para visitar a algún amante venturoso que abre su puerta antes que la maga tope el suelo. Hay quienes dicen haberlas visto reunidas practicando iniciaciones antiquísimas, en medio de un prado. Con suerte, si levantamos a mirar el cielo en una noche de luna es posible que localicemos a una bruja que regresa del sur y pasa por encima del pequeño Ceibo, del parque Pedro Moncayo, que ha empezado a brotar sus hojas.
Todas noticias importantísimas que –de no ser por las voladoras- hubieran llegado desgastadas. Pero, a diferencia de lo que se cree de las brujas, que van en escoba, llevaban un traje negro y tienen la nariz puntiaguda, las del sector norteño ecuatoriano poseían trajes blanquísimos y tan almidonados que eran tiesos. Por eso cuando las voladoras pasaban los pliegues de sus vestidos sonaban mientras cortaban el viento. Algunos las tenían localizadas. Por eso cuando pasaban por encima de las casas, existían los atrevidos que se acostaban en cruz y con esta fórmula las brujas caían al suelo.
Otros, en cambio, preferían decirles que al otro día vayan por sal y de esta manera conocían su identidad. Pero las voladoras de Mira también tenían sus hechizos. Quienes se burlaban de las brujas terminaban convertidos en mulas o gallos. Y eso, al parecer, le sucedió a Rafael Miranda, un conocido galeno de Ibarra, de inicios de siglo. Cuentan los abuelos que el doctor Miranda desapareció un día sin dejar rastro. Sus amigos lo buscaron por todos lados infructuosamente. Sus familiares estaban desesperados. El tiempo pasó. Una tarde, un conocido del doctor Miranda recorría unas huertas por Mira y miró a un hombre desaliñado con un azadón. Creyó reconocerlo.
Al acercarse comprobó con estupor que se trataba del famoso doctor Miranda. Lo sacó del lugar y tras curaciones prodigiosas el galeno volvió a su estado normal y nunca más se sintió gallo. Otra historia, en cambio, sirvió para que Juan José Mejía, el popular y primer sacamuelas de Carchi e Imbabura, justificara una parranda de tres días. Cuando le preguntaron porque no había llegado a la casa contestó sin inmutarse: “Estuve en Mira amarrado a la pata de una cama, convertido en gallo y recién me escapo de las brujas”. Claro que estuvo en Mira y, acaso, le brindaron –como a muchos- el famoso tardón, que es una bebida que basta un solo trago para que el confiado visitante termine por los suelos, en un remolino de carcajadas.
Por eso los políticos de turno o las autoridades, que siempre ofrecen solucionar todos los problemas, se dan cuenta de los fatídicos brebajes demasiado tarde: quedan arrumados en las sillas de madera, con un olor imperceptible a aguardiente, que es uno de los ingredientes del tardón, elaborado de papa y de secretísimos compuestos que ha sido imposible develar. Cuando alguna autoridad trataba de levantarse caía en cuenta que sus honorables posaderas estaban como pegadas a la silla. ¿Cuáles eran las palabras mágicas para volar? De boca en boca ha llegado hasta estos días lo que decían las brujas ecuatorianas: “De villa en villa y de viga en viga, sin Dios ni Santa María” y tras pronunciar este conjuro levantaban vuelo.
Y hasta había quienes intentaron realizar una aventura aérea. Cuentan que un mireño insistió a una maga para que le iniciara en su arte. Tras las súplicas decidió confiarle el secreto. Lo primero que le indicó es que tenía que utilizar uno de sus trajes níveos. Aguardaron la noche y subieron a la chimenea de un horno... -Tienes que repetir esta fórmula, le dijo la encantadora. Tras decir “de villa en villa, de viga en viga, sin Dios ni Santa María”, extendió sus brazos y salió disparada por el cielo. Nuestro personaje se emocionó, pero al repetir el conjuro lo hizo de esta manera: “de villa en villa, de viga en viga, con Dios y Santa María”.
Dicho esto, desplomóse cuan largo era en el patio de la casa, en medio de los ladridos de los perros y de los vecinos que lo encontraron magullado y vestido de traje blanco, con cintas y encajes. Aunque pidió discreción, al otro día toda Mira conoció esta historia y su único argumento fue se enredó en la vestimenta. Obviamente, no pudo aclarar qué hacía subido en la chimenea y con un vestido de dama. Hay quienes dicen que las brujas aún pasan por los tejados de Ibarra. Es posible. Mas, nunca se han caracterizado –como lo eran acusadas en la Inquisición Española- de artilugios malévolos.
Su único delito, podría decirse, es volar para conocer tierras lejanas o para visitar a algún amante venturoso que abre su puerta antes que la maga tope el suelo. Hay quienes dicen haberlas visto reunidas practicando iniciaciones antiquísimas, en medio de un prado. Con suerte, si levantamos a mirar el cielo en una noche de luna es posible que localicemos a una bruja que regresa del sur y pasa por encima del pequeño Ceibo, del parque Pedro Moncayo, que ha empezado a brotar sus hojas.
7.- SOBRENATURAL DE ZHIRO
Se
trata de un ser imaginario, en el que creen los mestizos de la provincia del
Azuay y Loja. El Zhiro tiene la apariencia de un gran mono antropomorfo, con el
cuerpo recubierto de bastante pelo. Posee unos brazos larguísimos y los pies a
la vez.
El Zhiro habita en los bosques montañosos de las estribaciones andinas y acostumbran a perseguir a niños, mujeres y hombres que se extravían en el monte.
A las mujeres las rapta y las convierte en sus esposas, llevándolas a vivir en los lugares más apartados de su territorio. Los individuos que son acosados por el Zhiro no obstante pueden acudir a una estrategia para salvarse de él. Estos deben sacarse el pantalón, y abandonarlo para que el Zhiro lo recoja.
Este intentando ponérselo se confundirá, entreteniéndose en resolver el problema, tiempo que aprovechan los perseguidos para huir del lugar.
El nombre de este ser proviene de una palabra quichua usada en Cañar y Azuay: “zhiru” que se utiliza para aludir a un color no definido asociado por lo general con el gris.
Dicho color parece representar el incesto, en tanto es el resultado del negro y el blanco, colores que representan una opción cromática fundamental y que en el pensamiento andino tiene un contenido moral.
El color zhiru por tanto, confunde y desorganiza la disyunción cromática y moral básica. Une lo que moralmente no debe unirse.
Dicho color parece representar el incesto, en tanto es el resultado del negro y el blanco, colores que representan una opción cromática fundamental y que en el pensamiento andino tiene un contenido moral.
El color zhiru por tanto, confunde y desorganiza la disyunción cromática y moral básica. Une lo que moralmente no debe unirse.
Este intentando ponérselo se confundirá, entreteniéndose en resolver el problema, tiempo que aprovechan los perseguidos para huir del lugar.
El nombre de este ser proviene de una palabra quichua usada en Cañar y Azuay: “zhiru” que se utiliza para aludir a un color no definido asociado por lo general con el gris.
Dicho color parece representar el incesto, en tanto es el resultado del negro y el blanco, colores que representan una opción cromática fundamental y que en el pensamiento andino tiene un contenido moral.
El color zhiru por tanto, confunde y desorganiza la disyunción cromática y moral básica. Une lo que moralmente no debe unirse.
El Zhiro habita en los bosques montañosos de las estribaciones andinas y acostumbran a perseguir a niños, mujeres y hombres que se extravían en el monte.
A las mujeres las rapta y las convierte en sus esposas, llevándolas a vivir en los lugares más apartados de su territorio. Los individuos que son acosados por el Zhiro no obstante pueden acudir a una estrategia para salvarse de él. Estos deben sacarse el pantalón, y abandonarlo para que el Zhiro lo recoja.
Este intentando ponérselo se confundirá, entreteniéndose en resolver el problema, tiempo que aprovechan los perseguidos para huir del lugar.
El nombre de este ser proviene de una palabra quichua usada en Cañar y Azuay: “zhiru” que se utiliza para aludir a un color no definido asociado por lo general con el gris.
Dicho color parece representar el incesto, en tanto es el resultado del negro y el blanco, colores que representan una opción cromática fundamental y que en el pensamiento andino tiene un contenido moral.
El color zhiru por tanto, confunde y desorganiza la disyunción cromática y moral básica. Une lo que moralmente no debe unirse.
Dicho color parece representar el incesto, en tanto es el resultado del negro y el blanco, colores que representan una opción cromática fundamental y que en el pensamiento andino tiene un contenido moral.
El color zhiru por tanto, confunde y desorganiza la disyunción cromática y moral básica. Une lo que moralmente no debe unirse.
Este intentando ponérselo se confundirá, entreteniéndose en resolver el problema, tiempo que aprovechan los perseguidos para huir del lugar.
El nombre de este ser proviene de una palabra quichua usada en Cañar y Azuay: “zhiru” que se utiliza para aludir a un color no definido asociado por lo general con el gris.
Dicho color parece representar el incesto, en tanto es el resultado del negro y el blanco, colores que representan una opción cromática fundamental y que en el pensamiento andino tiene un contenido moral.
El color zhiru por tanto, confunde y desorganiza la disyunción cromática y moral básica. Une lo que moralmente no debe unirse.
8.- EL SANTO DESLAZO
En
el Año 1910, los vecinos de San Roque se sorprendían de ver caminando por sus
calles a un caballero alto, distinguido de ojos azules y barba rubia que solía
vestir humildemente y caminar descalzo. Durante muchos años ocupó una tiendita
oscura y húmeda que quedaba en la calle Rocafuerte, frente a la iglesia del
barrio.
En aquel cuarto tan austero, este singular personaje montó una zapatería con una mesa y unas pocas hormas, planchas de machacar, suelas y otros artículos necesarios para ejercer el oficio de zapatero remendón. Dos muchachitos sanroqueños ayudaban al extraño zapatero y además de aprender el oficio, ganaban un peso diario más comida, una remuneración que era casi una fortuna para aquella época en que se compraba un huevo por un calé y una gallina ponedora por seis reales.
Toda bondad y gentileza era el "zapatero descalzo" como lo empezó a llamar la barriada. Cobraba muy barato y cuando el cliente era pobre, no le cobraba nada. Fue por eso que la gente le comenzó a conocer después como "El Santo Descalzo".
Los vecinos de Quito veían con ojos incrédulos como todos los domingos el zapatero dejaba su taller a las ocho de la mañana vestido con chaqueta, chaleco de fantasía, camisa con botones de perlas, gemelos de oro en los puños y un bastón con empuñadura de marfil y plata. Pero tanta elegancia contrastaba con sus pies siempre descalzos.
Parecía que llegaba al éxtasis. Oía la santa misa con gran devoción y en muchas ocasiones lo vieron llorar.
Llegado a su taller se encerraba y el lunes, como todos los días, abría su taller a las seis de la mañana, caminaba a la tienda realizaba las compras de la semana. Comía humildemente, pero a sus operarios siempre les brindó pastas, dulces y finas conservas.
En aquel cuarto tan austero, este singular personaje montó una zapatería con una mesa y unas pocas hormas, planchas de machacar, suelas y otros artículos necesarios para ejercer el oficio de zapatero remendón. Dos muchachitos sanroqueños ayudaban al extraño zapatero y además de aprender el oficio, ganaban un peso diario más comida, una remuneración que era casi una fortuna para aquella época en que se compraba un huevo por un calé y una gallina ponedora por seis reales.
Toda bondad y gentileza era el "zapatero descalzo" como lo empezó a llamar la barriada. Cobraba muy barato y cuando el cliente era pobre, no le cobraba nada. Fue por eso que la gente le comenzó a conocer después como "El Santo Descalzo".
Los vecinos de Quito veían con ojos incrédulos como todos los domingos el zapatero dejaba su taller a las ocho de la mañana vestido con chaqueta, chaleco de fantasía, camisa con botones de perlas, gemelos de oro en los puños y un bastón con empuñadura de marfil y plata. Pero tanta elegancia contrastaba con sus pies siempre descalzos.
Parecía que llegaba al éxtasis. Oía la santa misa con gran devoción y en muchas ocasiones lo vieron llorar.
Llegado a su taller se encerraba y el lunes, como todos los días, abría su taller a las seis de la mañana, caminaba a la tienda realizaba las compras de la semana. Comía humildemente, pero a sus operarios siempre les brindó pastas, dulces y finas conservas.
Con los pies desnudos bajaba por la
Rocafuerte hasta llegar al Arco de la Reina, en el hospital San Juan de Dios,
luego tomaba la García Moreno o calle de las Siete Cruces para llegar a la
iglesia del Carmen Alto en donde entraba luego de rezar un Ave María y un Padre
Nuestro. Después, se dirigía a la iglesia de la Compañía para asistir a la misa
de nueve. Allí tomaba su reclinatorio forrado de terciopelo rojo y escuchaba
todo el servicio religioso de rodillas.
Con el tiempo se desveló el misterio del "Santo Descalzo". Incluso se descubrió su verdadero nombre, se trataba nada menos que de Miguel Araque Dávalos, hijo de una de las familias aristocráticas y de dinero de la ciudad de Riobamba. Muchas suposiciones trataban de explicar porqué una persona de tan alta alcurnia se comportaba de forma tan humilde con toda la gente y aún más con los pobres
La razón hay que buscarla en los misterios del amor. Don Miguel se había enamorado de una mujer de mala reputación y poco decente y aunque trató de olvidarla, no pudo. Para tratar de apagar las brasas de la pasión, decidió abandonar su Riobamba natal para venir a Quito donde trató de enamorarse de otra mujeres aunque nunca lo logró.
Un día leyó sobre el milagro de La Dolorosa del colegio San Gabriel sucedido un 20 de abril de 1906 y desde ahí se encomendó a la Madre Dios y a cambio de que le hiciera olvidar a la mujer que le robó el corazón, Miguel se comprometió a caminar descalzo durante un año y trabajar durante ese mismo tiempo como un humilde zapatero.
A la final, logró conseguir a la mujer pero porque esta se fue con un gringo que había venido a trabajar en el ferrocarril. Miguel ya no sufrió más y dicen que se curó por obra de la Dolorosa y así ha vivido en el recuerdo de los quiteños como el "Santo Descalzo".
Con el tiempo se desveló el misterio del "Santo Descalzo". Incluso se descubrió su verdadero nombre, se trataba nada menos que de Miguel Araque Dávalos, hijo de una de las familias aristocráticas y de dinero de la ciudad de Riobamba. Muchas suposiciones trataban de explicar porqué una persona de tan alta alcurnia se comportaba de forma tan humilde con toda la gente y aún más con los pobres
La razón hay que buscarla en los misterios del amor. Don Miguel se había enamorado de una mujer de mala reputación y poco decente y aunque trató de olvidarla, no pudo. Para tratar de apagar las brasas de la pasión, decidió abandonar su Riobamba natal para venir a Quito donde trató de enamorarse de otra mujeres aunque nunca lo logró.
Un día leyó sobre el milagro de La Dolorosa del colegio San Gabriel sucedido un 20 de abril de 1906 y desde ahí se encomendó a la Madre Dios y a cambio de que le hiciera olvidar a la mujer que le robó el corazón, Miguel se comprometió a caminar descalzo durante un año y trabajar durante ese mismo tiempo como un humilde zapatero.
A la final, logró conseguir a la mujer pero porque esta se fue con un gringo que había venido a trabajar en el ferrocarril. Miguel ya no sufrió más y dicen que se curó por obra de la Dolorosa y así ha vivido en el recuerdo de los quiteños como el "Santo Descalzo".
9.- MARIANGULA
La
historia cuenta sobre una niña de una edad de 14 años, su madre vendía tripa
mishqui, (es una comida tradicional que son tripas de res y se las pone sobre
un brasero con carbón caliente para que vaya cociéndose lentamente, de los cual
bota un aroma penetrante), esto se lo vende en una de las esquina de la ciudad
colonial en Quito.
En una ocasión la madre de Mariangula mandó a comprar tripas, pero como esta niña era muy inquieta se fue a jugar con sus amigos e hizo caso omiso al mandado de su madre y para colmo se gastó el dinero para la compra de las tripas.
La niña preocupada por lo sucedido se imaginaba que su madre le iba a pegar.
Entre la preocupación de la Mariangula que caminaba por las calles paso por el cementerio, y se le ocurrió la macabra idea de sacarle las tripas de uno de los muertos que recién lo habían enterrado las sacó y las llevo a su mamá para que las vendiera y en efecto logro su objetivo para no ser castigada, las tripas se vendieron muy bien cosa que a todo el que compraba le gusto y en algunos casos se repitieron.
Ya en horas de las noche, en casa donde vivía con su familia era una casa tradicional de dos pisos como las que hay en Quito colonial, Mariangula se acordaba de lo que había hecho. Cuando de repente escucho la puerta que se abrió fuertemente, ero lo trágico es que ella era la única que escuchaba aquellos ruidos y los demás seguían muy dormidos como si no pasaba nada, a pesar de los muchos ruidos que se escuchaba en la casa.
Cuando los ruidos era muy fuertes y se podían escuchar con claridad puso mucha atención que decían:" Marianguuula , dame mis tripas y mi pusún que te robaste de mi santa sepultura"
Aquella voz se escuchaba cada vez más cerca de su habitación y Mariangula se iba poniendo muy asustada ya que se escuchaba los pasos que subían por las escaleras y la voz se hacía más fuerte:"Marianguuula, dame mis tripas y mi pusún que me robaste de mi santa sepultura".
Ella se ponía pensaba sobre lo que hizo y como que podía hacer para salvarse y en especial qué es lo que le iban hacer estos seres. Cuando de repente encontró una navaja o cuchillo y se cortó su estómago. Cuando los seres entraron a la habitación de Mariangula estaba con sus tripas regadas en la cama muriéndose lentamente y estos seres desaparecieron.
Se dice que la madre de Mariangula vende ahora"carne en palito" en lugar de tripa mishqui el chuzo o palito le sirve a Mariangula para defenderse de los fantasmas.
En una ocasión la madre de Mariangula mandó a comprar tripas, pero como esta niña era muy inquieta se fue a jugar con sus amigos e hizo caso omiso al mandado de su madre y para colmo se gastó el dinero para la compra de las tripas.
La niña preocupada por lo sucedido se imaginaba que su madre le iba a pegar.
Entre la preocupación de la Mariangula que caminaba por las calles paso por el cementerio, y se le ocurrió la macabra idea de sacarle las tripas de uno de los muertos que recién lo habían enterrado las sacó y las llevo a su mamá para que las vendiera y en efecto logro su objetivo para no ser castigada, las tripas se vendieron muy bien cosa que a todo el que compraba le gusto y en algunos casos se repitieron.
Ya en horas de las noche, en casa donde vivía con su familia era una casa tradicional de dos pisos como las que hay en Quito colonial, Mariangula se acordaba de lo que había hecho. Cuando de repente escucho la puerta que se abrió fuertemente, ero lo trágico es que ella era la única que escuchaba aquellos ruidos y los demás seguían muy dormidos como si no pasaba nada, a pesar de los muchos ruidos que se escuchaba en la casa.
Cuando los ruidos era muy fuertes y se podían escuchar con claridad puso mucha atención que decían:" Marianguuula , dame mis tripas y mi pusún que te robaste de mi santa sepultura"
Aquella voz se escuchaba cada vez más cerca de su habitación y Mariangula se iba poniendo muy asustada ya que se escuchaba los pasos que subían por las escaleras y la voz se hacía más fuerte:"Marianguuula, dame mis tripas y mi pusún que me robaste de mi santa sepultura".
Ella se ponía pensaba sobre lo que hizo y como que podía hacer para salvarse y en especial qué es lo que le iban hacer estos seres. Cuando de repente encontró una navaja o cuchillo y se cortó su estómago. Cuando los seres entraron a la habitación de Mariangula estaba con sus tripas regadas en la cama muriéndose lentamente y estos seres desaparecieron.
Se dice que la madre de Mariangula vende ahora"carne en palito" en lugar de tripa mishqui el chuzo o palito le sirve a Mariangula para defenderse de los fantasmas.
10.- LA CASA 1028
Había una vez una niña llamada Bella Aurora.
Era hija de padres ricos y cariñosos. En aquel tiempo la Plaza de la Independencia no tenía el monumento a la Libertad, sino una pila al centro. Allí se realizó una gran corrida de toros.
En segundo lugar salió un toro negro. Luego de mirar a su alrededor se acercó lentamente hacia Bella Aurora, quien se desmayó del susto. Sus padres la llevaron a curarla del espanto.
Dicen que el toro negro se desesperaba en la plaza.
Buscaba a la niña. Al no encontrarla saltó la barrera y se fue a la casa 1.028. Rompió la puerta de la calle. Subió al corredor. Olfateó por todas partes. Entró al dormitorio de Bella Aurora.
Al ver al toro, ella quiso huir, pero no tubo fuerzas.
Solo alcanzó a dar un grito fuerte, mientras el toro la embestía. El animal desapareció después. Se hizo humo.
-¿Y los padres de Bella Aurora?
-Lloraron bastante por la muerte de su querida hija.
Era hija de padres ricos y cariñosos. En aquel tiempo la Plaza de la Independencia no tenía el monumento a la Libertad, sino una pila al centro. Allí se realizó una gran corrida de toros.
En segundo lugar salió un toro negro. Luego de mirar a su alrededor se acercó lentamente hacia Bella Aurora, quien se desmayó del susto. Sus padres la llevaron a curarla del espanto.
Dicen que el toro negro se desesperaba en la plaza.
Buscaba a la niña. Al no encontrarla saltó la barrera y se fue a la casa 1.028. Rompió la puerta de la calle. Subió al corredor. Olfateó por todas partes. Entró al dormitorio de Bella Aurora.
Al ver al toro, ella quiso huir, pero no tubo fuerzas.
Solo alcanzó a dar un grito fuerte, mientras el toro la embestía. El animal desapareció después. Se hizo humo.
-¿Y los padres de Bella Aurora?
-Lloraron bastante por la muerte de su querida hija.
11.- LOS PRIMEROS DIOSES
Los
más antiguos mexicanos creían en un dios llamado Tonacatecuhtli, quien tuvo
cuatro hijos con su mujer Tonacacihuatl
.
El
mayor nació todo colorado y lo llamaron Tlantlauhqui. El segundo nació negro y
lo llamaron Tezcatlipoca. El tercero fue Quetzalcóatl.
El
más pequeño nació sin carne, con los puros huesos, y así permaneció durante
seis siglos. Como era zurdo lo llamaron Huitzilopochtli. Los mexicanos lo
consideraron su dios principal por ser el dios de la guerra.
Según
nuestros antepasados, después de seiscientos años de su nacimiento, estos
cuatro dioses se reunieron para determinar lo que debían hacer.
Acordaron
crear el fuego y medio sol, pero como estaba incompleto no relumbraba mucho.
Luego crearon a un hombre y a una mujer y los mandaron a labrar la tierra. A
ella también le ordenaron hilar y tejer, y le dieron algunos granos de maíz
para que con ellos pudiera adivinar y curar.
De
este hombre y esta mujer nacieron los macehuales, que fueron la gente
trabajadora del pueblo.
Los
dioses también hicieron los días y los repartieron en dieciocho meses de veinte
días cada uno. De ese modo el año tenía trescientos sesenta días.
Después
de los días formaron el infierno, los cielos y el agua. En el agua dieron vida
a un caimán y de él hicieron la tierra. Entonces crearon al dios y a la diosa
del agua, para que enviaran a la tierra las lluvias buenas y malas. Y así fue
como dicen que los dioses hicieron la vida.
12.- LA CAPA DEL MENDIGO
El
suceso que nos ocupa acaeció en la villa de Santa María del Pueblito, por los
años de 1850 a 1852, época en que estaba de cura propio de aquella parroquia el
Pbro. D. Luis Luna y Pérez, en cuyo empleo permaneció muchos años hasta su
muerte.
Entre
los muchos pordioseros que llegaban al curato a implorar socorro, había un
viejecito que periódicamente venía a recibir su óbolo, pernoctando en la cuadra
sobre blando colchón de paja.
Este
jamás quiso decir su origen, ni aún revelar el nombre de su patria; más esto no
impedía que el buen cura (como generalidad de los de su clase), le socorriera
con largueza.
Todo
su haber se reducía a un tosco bordón, un sombrero de petate formado de tres
distintos tejidos, un morral colgado al hombro y una colcha formada de mil y
tantos parches y remiendos de distintos paños y colores; y por ende muy pesada.
Tantas
veces había pernoctado ya en aquella casa de vuelta de sus correrías por las
aldeas en busca de sustento, que ya era bastante conocido de aquella gente.
Después
de algunos años de estos viajes y vueltas, llegó una noche al curato, y después
de internarse a su aposento, pidió al mozo un poco de agua porque se moría de
sed.
El
mozo, al ser preguntado por el Sr. Cura sobre si habían llevado su cena al
viejecito, dijo que no había tomado alimento, sólo un poco de agua, lo cual
llamó la atención de Sr. Cura, quien fue a verlo, encontrándolo abrazado en
calentura.
En
vista de esto, dispuso se medicinara y preparara para confesarse, lo cual hizo
el mendigo sin dilación.
Después
de los auxilios necesarios, el viejecito aquel murió, corriendo todos los
gastos por cuenta del Sr. Cura. Al levantarlo de su lecho un hermano del citado
Sr. Cura y un mozo, notaron que la colcha de los mil y tantos remiendos pesaba
más, sabiendo el origen del mendigo ni su patria, se le hicieran sus funerales
en la misa parroquial del Pueblito, repartiendo los sobrantes a varios
sacerdotes para que se aplicasen misas; lo cual fue verificado exactamente.
Este
suceso me lo refirió el hermano ya citado del Sr. Cura quien todavía vive,
aunque ya tocando el ocaso de la vida.
13.- EL MILAGRO DEL SEÑOR VILLASECA
Don
Alonso de Villaseca fue un noble de raras virtudes que de España vino a estas
tierras allá por mediados del siglo XVI.
Caballero
a carta cabal que gozó de la estimación general por su desprendimiento y libertad,
otorgando beneficios a mucha gente necesitada.
A
lo dicho hay que agregar que Don Alonso tenía sentimientos religiosos muy bien
fincados, que tradujo también en nobles acciones: de España mandó traer tres
Cristos, con su propio preculio, uno que donó al pueblo de Ixmiquilpan porque
allí había hecho su fortuna, otro a las famosas minas de Zacatecas y un tercero
al Mineral de Cata, a orillas de esta población.
Este
Cristo es al que nos vamos a referir, contando aquí dos de los múltiples
milagros que se le atribuyen.
Dícese
que cuando aún no había ni la más remota idea de reglamentar el trabajo de
nuestros braceros en el vecino país del Norte, un grupo de campesinos de estos
alrededores, necesitados en ganarse la vida en mejores condiciones, creyeron ingenuamente
en la promesa que les hiciera un vívales y, dejando su casa y familia,
corrieron la aventura de la que después tuvieron que arrepentirse muchas veces.
Hallándose
en una hacienda algodonera cercana a la frontera, se les designó un galerón
para que pasarán la noche, advirtiéndoles que para mayor seguridad iban a
cerrar la puerta.
También
se les ofreció que una persona les llevaría la cena un poco más tarde, pero
como ese momento no llegó nuestros pobladores rancheros se disponían a dormir
sin más alimento en su estómago que unos sorbos de agua, cuando uno de ellos
que andaba cerca del fondo escuchó un ruido raro que llamó su atención, algo
así como una gotera; más como no era tiempo de lluvias, no era posible pensar
eso.
Con
mucha precaución abrieron la puerta, encontrándose en un patio semioscuro. En
la habitación de la derecha, también mal alumbrada, se hallaban colgando del
techo varios cuerpos que parecían humanos.
−No
parecen− dijo otro de ellos −son hombres semidesnudos y sin cabeza−afirmó profundamente
sorprendido.
Hay
que imaginar cual fue su asombro al comprobar que en efecto los que colgaban
del techo eran cuerpos humanos decapitados, puestos en esa actitud para que la
sangre chorreara sobre sendos recipientes.
Lo
primero que pensaron los aspirantes a trabajadores fue que para hacer de ellos
otro tanto se les había llevado allí.
Verdadero
pánico se apoderó de su ánimo y, en el paroxismo de su angustia, se
encomendaron al Señor de Villaseca, rogándole que les permitiera salir de allí
con bien.
Lo
consiguieron, no sin antes pasar por varios peligros, regresando en peores
condiciones a su tierra, pero con su vida. El retablo en que patentizaron este
milagro se encuentra en el muro izquierdo del templo de Cate, dedicado al
Milagroso Señor de Villaseca.
Después
supieron que la sangre de aquellos quien sabe cuántos desdichados más, era
empleada para hacer colorantes que en el mercado se vendían muy caros.
El
segundo caso se refiere a María, una guapa galereña que reunía en su persona
todos los atributos para ser lo que se dice una hermosa muchacha.
Muy
joven la casaron sus padres con un viejo minero adinerado, por quien María
profesaba la más profunda repugnancia. Sin embargo, obediente y de buenos
principios, permaneció sumisa al lado de aquel hombre, no obstante que la
seguía cortejando Juan Manuel, apuesto galán que no podía resignarse a perder
su amor y por medio de una viejecita del barrio del Terremoto, constantemente
hacía saber su honda pasión a la dueña de sus desvelos.
Por
su parte, María no solo sentía admiración y afecto por su admirador, sino que
sostenía la más intensa lucha por liberarse de aquella tentación.
14.- MITOLOGÍA AZTECA - HUAXTECAPAN
Garra
de Jaguar se reunió con sus compañeros del Calmécac a esperar las noticias de
una próxima expedición bélica, cuyo propósito era reprimir a los incontrolables
pueblo en la región costeña, la Huaxtecapan, que habían aprovechado la muerte
del tlatoani Ahuízotl para tratar de liberarse del dominio de
México−Tenochtitlan.
El
joven, que había nacido bajo la trecena de los grandes guerreros, esperaba con
ansiedad las fiestas de entronización de Moctezuma Xocoyotzin, que ocurrirían
en ese año 10 Conejo. Su padre y su abuelo, de noble linaje, emparentados con
la casa gobernante desde los tiempos del primer señor Acamapichtli, por su
arrojo y su valor habían sido investidos con las insignias de los
guerreros−jaguar; todos recordaban sus atrevidas actuaciones durante diversas
batallas, cuando sin temor a la muerte habían desarmado en plena lucha a varios
enemigos para conducirlos más tarde hasta la capital de Huitzilopochtli, donde
se destinarían a la gran festividad de esa deidad.
Llegaba
la hora en que el aprendizaje del joven rendiría frutos; aquellas largas
caminatas para endurecer los músculos, el hábil manejo de la espalda con filos
de obsidiana, de la lanza y el escudo, le ayudarían ahora a triunfar en la
futura expedición que se decía caería por sorpresa en varios pueblos del mundo
huasteco. Llegado el tiempo de secas, cuando los sacerdotes encontraron en la
ruta de los astros los signos propicios, se emprendió la marcha. Garra de
Jaguar formaba parte del grupo de los jóvenes guerreros del Calmécac, algunos
de los cuales ya habían capturado un prisionero y por ello lucían orgullosos su
cabello cortado, el que ataban con una cinta de color rojo. Adelante, caminaban
los guerreros más experimentaos, quienes se encargarían de dirigir la empresa,
indicando las tácticas y los movimientos de ataque.
Al
llegar a las tierras del señor Texcoco se les unieron considerables
contingentes de guerreros acolhuas, así como muchos otros aliados que
participarían en la expedición. La ruta se había marcado con anterioridad, y
sería la misma que en tiempos de paz recorrían los pochtecas o comerciantes,
conocedores de todos los vericuetos de aquel camino que debería cruzar la
cadena de altas montañas para después bajar hacia la llanura costera, donde el
calor y la temperatura eran sofocantes.
Algunos
de los guerreros más viejos recordaban los tiempos del legendario tlatoani
Moctezuma Ilhuicamina; pues había sido en su época cuando los mexicas y sus
aliados, los acolhuas de Texcoco y los tepanecas de Tacuba, emprendieron por
vez primera, a mediados del siglo XV, la conquista del mundo costeño; fue
entonces cuando conquistaron Tzicuhac, obligando a los poblados huastecos a
pagar tributo y permitir el comercio con la gente del Altiplano. Aquellos pueblos
y sus vecinos, los totonacos, aprendieron la dura lección que las armas mexicas
impusieron en sus tierras.
Más
tarde, Axayácatl, el nieto del gran Moctezuma, para celebrar su elevación al
trono de Tenochtitlan, llevó el triunfo de las armas mexicas por toda la
Huasteca; sus ejércitos conquistaron Tzapotitlan, Micquetlan, Tampatel, Tamomox
y, especialmente Tochpan; impuso fuertes tributos e inició la construcción de
sitios fortificados a lo largo de las rutas de comunicación, para prevenir
futuros levantamientos contra el dominio mexica, como lo fueron Cuauhtochco y
Teayo.
Con
la muerte de Axayácatl se inició el reinado de Tízoc, durante el cual se
llevaron a cabo nuevas expediciones para reconquistar algunos pueblos y dominar
por primera vez otras localidades; así se sometieron a Meztitlan, aliado de los
hustecos, y Tamapachco, en el año 7 Conejo.
El
padre de Garra de Jaguar alardeaba siempre de haber sido unos de los generales
más destacados cuando Ahuízotl, antecesor de Moctezuma Xocoyotzin, emprendió nuevamente
la conquista de las tierras huastecas. Se capturó gente de Tziuhcuac, Mollanco
y Zapotlán, siendo entonces cuando la orgullosa Huejutla se rindió ante la
ferocidad de sus conquistadores. Estos recuerdos encendían el ánimo del joven,
ya que sus hazañas serian recordadas por sus descendientes, quienes le
cantarían en las celebraciones de conquista. Después de la dura marcha, el
momento esperado se acercaba, los corazones de aquellos jóvenes latían
aceleradamente. Después todos vieron con admiración como Garra de Jaguar se
enfrentaba cuerpo a cuerpo con un guerrero huasteco que se distinguía por su
curiosa deformación craneana y que lucía amenazadoramente aros colgantes en la
nariz. Ambos contendientes sabían que su destino estaba ahí, en el campo de batalla,
sólo uno saldría victorioso.
14.- DIOSES DE LA MUERTE
El
reino de los muertos o inframundo, conocido comúnmente como Mictlan, era
gobernado por el Señor de Inframundo, Mictlantecuhtli, y por la esposa de este,
Mictecacihuatl, los Infiernos, el Chignauhmictlan. Pero aparte de estas
deidades, existían otros dioses y diosas que poblaban las regiones del Mictlan
y que casi siempre encontramos por parejas. Una de ellas es Ixpuzteque, El que
tiene el pie roto y su esposa Micapetlacalli, Caja de muerto. Por último
conocemos el nombre de Tzontemoc, El que cayó de cabeza, y su esposa es
Chalmecacihuatl, La sacrificadora.
Mictlantecuhtli
y Mictecacihuatl eran la pareja más importante de las regiones del inframundo y
habitan la más profunda de ellas, a donde llegan los hombres a descansar, no
sin antes entregar a las deidades presentes valiosos.
Mictlantecuhtli
aparece con el cuerpo cubierto de huesos humanos y un cráneo a manera de
mascara, con los cabellos negros, encrespados y decorados con ojos estelares,
puesto que habita en la región de la oscuridad completa. Adornan su cabeza una
rosetas de papel de las que salen conos, uno sobre la frente y otro en la nuca.
Sus animales asociados son el murciélago, la araña y el búho (tecolotl).













