Resumen:
La primera función: fue vapuleada por el público
parisino de 1950. Lo absurdo de sus diálogos rompió abruptamente con las
estructuras dramáticas clásicas que predominaban a principios del siglo XX. El
solo hecho de no aparecer un personaje “Cantante calva” como anuncia el título,
ya era un fuerte remezón para los espectadores.
Fue dirigida: por Nicolas Bataille, quien
también hizo el papel del Sr. Martin por muchos años. En un acto de once
escenas, Ionesco da cuenta de la incoherencia de las conversaciones de la clase
acomodada europea. La inspiración le provino de frases y oraciones grabadas en
un sistema para aprender inglés muy popular en esos años.
Los Smith son los protagonistas: forman una familia inglesa tradicional muy orgullosa de su
apellido, que vive en una casa inglesa con sus hijos y su criada Mary. La obra
se inicia con una conversación vacía entre el Señor y la Señora Smith (Sr. y
Sra. Tagle). Ella habla y habla de la comida y su apetito voraz (se come tres
platos). Él solo se remite a chasquear la lengua y seguir leyendo el periódico.
El tiempo es relativo: las campanadas del reloj y
las horas no coinciden. Los dobles discursos se manifiestan. El matrimonio
niega haber cenado, anuncian un cambio de ropa que nunca ocurre, regañan a Mary
(Anita) por tomarse su día libre cuando ellos mismos dieron la autorización. El
sinsentido y las reiteraciones van en ascenso progresivo.
El olvido: entran en escena los Martin
(los Correa), un matrimonio que vive tal desconexión que son incapaces de
reconocerse uno al otro. El diálogo que sostienen es monótono, casi irritante
por la falta de emociones, pues resulta incómodo enfrentar el tópico de la
incomunicación dentro de la pareja de manera tan abierta. Vienen del mismo
sitio, viven en el mismo departamento, comparten la misma cama y tienen hijos
en común, pero han preferido olvidarse de sí y del otro. Cuando por fin logran
reconocerse, con casi nada de convicción, a penas si se abrazan para olvidarse
de inmediato.
La sátira: entra en escena la empleada,
quien asegura que ella dice la verdad. Incluso confiesa que se llama Sherlock
Holmes. La sátira es directa, así como el cuestionamiento al concepto de
verdad.
Nada de qué hablar: cuando los dos matrimonios por
fin se juntan a cenar, no cenan; caen en silencios incómodos, en frases a
medias. Conversan sin decirse nada. No tienen experiencias, sueños o temores
que compartir. Los temas son limitados, se interrumpen y olvidan de qué hablan
constantemente. La visión de mundo que expresan es intrascendente, casi
automática. Sostienen la eterna discusión por tener la razón absoluta: cuando
tocan la puerta, nunca hay alguien… o siempre.
¿Hay un incendio?: al cuarto llamado entra en
escena el capitán de bomberos. Es el único que tiene un propósito: apagar todos
los incendios de la ciudad, “un fueguito de chimenea, algo que arda en el
desván o en el sótano, un pequeño amago de incendio por lo menos”. Se
transforma en el foco de atención. Todos quieren oír sus historias, incluso se
revela que sostiene alguna clase de relación con la empleada, que es reprimida
de inmediato por los dos matrimonios, aduciendo convencionalismos sociales.
Fábulas de locos: las incongruencias se
multiplican. El bombero no puede quedarse y no tiene tiempo para sentarse; sin
embargo, se sienta y se queda. Sus anécdotas son viejas fábulas trastocadas que
apenas si conservan los nombres de los personajes. Las moralejas son absurdas.
La empleada recita un poema reiterativo con un toque de queja existencial.
El clímax: los Smith y los Martin entran
en una batalla de trabalenguas y letras desarticuladas que se dicen con ira en
una espiral de irracionalidad. Al final, la obra vuelve a empezar, pero ahora
los Martin son los Smith. La temporalidad se retuerce para transformarse en
cíclica y aludir al concepto del eterno retorno. La historia se repite y
comienza otra vez, incluyendo la estupidez.
Comentario:
Un libro muy confuso al principio pero cuando lo acabas de
leer te parece muy bueno debido a ala típica relación de matrimonios con pelas
y acciones que se da en la casa de cada
una de estas parejas además de una empleada que siempre está ahí.
